Dermatitis atópica

La piel atópica es una condición, a menudo crónica, con un origen alérgico que puede ir acompañado de asma, alergias inhalantes y dermatitis. Sus manifestaciones más visibles en la piel son eczema (sobre todo en cuello, manos y rodillas), prurito y deshidrosis (pequeñas burbujas de humedad cutánea en forma de erupción).

La piel atópica se puede padecer a cualquier edad pero los síntomas suelen comenzar durante la infancia y se prolongan en muchos casos hasta la edad adulta.

Consejos para su cuidado

Para el manejo y prevención de eczemas en la piel atópica, se recomienda ducharse o bañarse con agua tibia, en lugar de agua caliente, y no prolongar en exceso la ducha. Para la higiene debería utilizarse un gel dermatológico suave, sin jabón y con un pH fisiológico. Después de la ducha se debe secar la piel suavemente.

Los productos utilizados no deben contener detergentes ni jabones alcalinos y es conveniente que su formulación esté pensada para aportar el máximo grado de hidratación, con ingredientes emolientes y regeneradores de la membrana lipídica. Lo ideal es seguir un régimen de higiene sencillo, con un gel de ducha suave e  hidratante. El uso de múltiples productos puede agravar la sensibilidad de la piel y provocar rebrotes o empeoramiento de la patología.

En cuanto al estilo de vida, se recomienda aprender a reconocer las situaciones de estrés que provocan la aparición de dermatitis, proteger la piel de humedad excesiva, agentes irritantes y prendas ásperas. Hay que evitar el contacto con polvo, humo de tabaco y alérgenos. En casos de rebrotes de los eczemas, se debe consultar con su médico para aplicar un tratamiento adecuado.

Productos para pieles atopicas