Piel atópica

La dermatitis atópica se define como una hipersensibilidad la piel y las mucosas contra determinadas sustancias, a la vez que un trastorno inflamatorio de la piel, crónico e intermitente, que se caracteriza por la piel seca y el prurito intenso.

Puede aparecer a cualquier edad pero es mucho más frecuente en niños. Se estima que afecta a un 18% de la población infantil en los países desarrollados y durante los últimos 30 años parece haber ido en aumento.

Es una patología crónica y no contagiosa, que en general desaparece con la edad y produce una disminución apreciable de la calidad de vida.

Los síntomas característicos son:

  • Sequedad.
  • Picor.
  • Irritación e inflamación.
  • Riesgo de sobreinfección.
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Causas

Se desconocen las causas exactas que la originan. Parecen influir factores genéticos, inmunológicos y trastornos en la función barrera de la piel.

    • Suele tener un componente hereditario:

Los niños con padres alérgicos son más propensos a desarrollar dermatitis atópica.

    • Fallos en la función barrera de la piel:

Se produce un cambio en la estructura de las grasas superficiales de la epidermis, que se vuelve más permeable, incrementándose la pérdida de agua y facilitando la penetración de agentes agresores externos.

    • Problemas en el sistema de defensa natural:

Ante una sustancia extraña o un alérgeno, la piel reacciona de manera exagerada, manifestando picor, rojeces y supuración.

Factores que incrementan los brotes

  • Alérgenos: aéreos (polvo o polen), de contacto (por ejemplo, níquel) o alimentarios.
  • Factores medioambientales: invierno, frío, calor, ácaros del polvo o mascotas.
  • Irritación cutánea: agua calcárea, jabones alcalinos o sudor.
  • Factores psicológicos: estrés o problemas emocionales.
  • Infecciones y/o enfermedades eruptivas: por ejemplo, otitis o resfriado.

Consejos preventivos

Durante las crisis, es el médico dermatólogo el que debe realizar el diagnóstico y prescribir los fármacos y tratamientos adecuados.

Como ayuda se pueden tomar una serie de precauciones para aliviar los síntomas:

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En el hogar
  • Evitar ambientes secos

La baja humedad ambiental, más acusada en invierno por el uso de calefacciones y en verano por los aires acondicionados, favorece la deshidratación de la piel. Es recomendable mantener una humedad relativa entorno al 50%.

  • Evitar calor y sudoración

La temperatura ambiental ideal está entre 18ºC y 20°C. Debe evitarse la sudoración (que provoca picor), el rascado, el exceso de calor y los cambios bruscos de temperatura.

  • Ventilación diaria adecuada de las habitaciones
  • Evitar el polvo

Uso de aspiradoras para eliminar el polvo en lugar de barrer. Evitar alfombras, moquetas, cortinas, edredones de plumas, peluches y otros enseres que puedan acumular polvo.

  • Evitar el contacto con mascotas
  • Tejidos naturales

Son aconsejables las prendas algodón o lino, y lavarlas con jabones suaves y sin uso diario de suavizante o lejía. Evitar prendas de lana y fibras sintéticas. El calzado debe ser de cuero o tela y bien aireado. Evitar el uso de calzado deportivo durante un largo tiempo. Los calcetines, preferentemente de hilo o algodón.

  • Evitar situaciones de estrés, que pueden exacerbar los brotes
  • Evitar el baño en el mar o piscinas, si se tienen muchas lesiones
A nivel cosmético
  • Higiene

Ducharse con agua tibia y utilizar productos con tensioactivos suaves, reengrasantes, sin jabón, sin colorantes y sin perfume (o con perfumes que no contengan alérgenos). El pH debe ser ligeramente ácido similar al pH fisiológico de la piel. No utilizar manoplas ni esponjas y no friccionar la piel. El exceso de limpieza puede empeorar los síntomas. Secar realizando toques suaves sobre la piel, evitando frotar.

  • Hidratación

Aplicar después de la higiene, y con la piel húmeda, productos hidratantes y emolientes que ayuden a mejorar la barrera cutánea de la piel y mantengan el equilibrio del manto hidrolipídico, previniendo el picor. Son especialmente recomendables los que contienen en su composición ácidos grasos Omega.

  • Evitar contacto con detergentes

Los detergentes de lavado de ropa, lavavajillas y productos de limpieza, es preferible usarlos con guantes en las manos e hidratando éstas con cremas adecuadas.

  • Sol

Consulte al dermatólogo sobre la conveniencia de tomar el sol, que en algunos casos puede ser beneficioso (el médico aconsejará las contraindicaciones con determinados tratamientos farmacológicos). Utilizar siempre protectores solares de alto SPF. No es aconsejable en ningún caso tomar el sol en las horas centrales del día. Se recomienda aplicar cremas hidratantes tras la exposición.

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